Publicado el 09-10-2023 en UCC

Un análisis de los debates presidenciales

Los discursos de cada candidato, el sistema de debate y su injerencia en las próximas elecciones.

En la previa de los comicios del próximo 22 de octubre, los candidatos presidenciales participaron de dos debates: el primero se desarrolló el domingo 1 de octubre en la Universidad Nacional Santiago del Estero, mientras que el segundo tuvo lugar el 8 de octubre en la Facultad de Derecho de la UBA.

Las temáticas fueron seleccionadas por la Cámara Nacional Electoral y por los ciudadanos a través de una votación abierta: economía, educación, seguridad, trabajo y producción, derechos humanos y convivencia democrática y desarrollo humano, vivienda y protección del ambiente.

Los debates presidenciales son obligatorios en Argentina desde el año 2016, con la finalidad de dar a conocer y debatir ante el electorado las ideas y plataformas electorales de los partidos, frentes o agrupaciones políticas.

En este marco, dialogamos con Francisco Venturini, profesor de Análisis Político en nuestra Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

¿Consideras que la implementación de los debates previos a las elecciones favorecen al sistema electoral?

Sin duda, en un momento de distanciamiento entre la política y el electorado, el debate presidencial alcanzó picos de 40 puntos de rating en su primera ronda y 36,5 en la segunda. Este escenario representa la mayor exposición programada de la comunicación electoral. La implementación de debates previos fortalece el sistema electoral, aunque con ciertas limitaciones. Por un lado, permite a los votantes tomar decisiones con un grado de información, fomentando la argumentación en el proceso político. Por otro lado, brinda a los candidatos la oportunidad de mostrar su estilo de liderazgo, presentar sus propuestas y contrastar sus ideas.

¿Qué opinión te merece el sistema de debate? ¿Y la selección de las temáticas?

El formato es relevante, ya que la manera en que se plantean las preguntas y quién las realiza, moldea las estrategias de los candidatos. El sistema de debate actual ha experimentado mejoras en comparación con el formato de debates anteriores, otorgando mayores libertades, especialmente en las réplicas. Sin embargo, aún hay aspectos que podrían ser calibrados considerando los intereses de la ciudadanía. La estructura televisiva, los bloques con segundaje y las réplicas controladas buscan un alto grado de control, lo que puede limitar la autenticidad y espontaneidad de los candidatos, sobre todo cuando hay cinco participantes involucrados. Para mejorar, sería valioso migrar hacia un sistema de debate que permita a los candidatos argumentar y contraargumentar, expresándose de manera más genuina y auténtica. También sería importante evaluar la selección de temas para asegurarse de que aborden asuntos de relevancia.

¿Qué análisis podés hacer de los discursos de los candidatos?

No hubo muchas sorpresas ya que cada intervención parecía estar muy estudiada y estratégicamente planificada, lo que le restó frescura al debate. Es imposible no comparar este debate con el anterior. Se observó un cambio importante en lo actitudinal en casi todos los casos. Se vieron posicionamientos mucho más definidos, con una clara intención de buscar el contraste y enfrentamientos más fuertes entre candidatos, situaciones no se dieron en el primer debate. Patricia Bullrich mejoró su desempeño al arriesgar más en sus intervenciones, mientras que Massa supo sortear un debate donde fue fuertemente interpelado en temas económicos y el caso Insaurralde. Milei adoptó un tono más moderado y no se le vio tan cómodo como en el primer debate, donde se discutía sobre economía.

¿Crees que el debate puede tener injerencia en los resultados electorales?

No creo que los debates sean determinantes. Sin embargo, en una elección híper competitiva, donde el margen entre el primer y el segundo candidato no superó el 4%, toda participación pública de esta envergadura puede contribuir a moldear pequeños márgenes de las decisiones electorales. Si bien no se van a observar cambios masivos en la intención de voto después del debate, es posible que el mismo contribuya a definir la elección de los indecisos, a fidelizar percepciones, destacar diferencias entre candidatos y ayudar a los votantes a definir sus preferencias.

Desde tu punto de vista, ¿quién o quiénes aprovecharon mejor el debate y quedaron “mejor parados” para las elecciones?

El debate no generó grandes diferencias entre los principales candidatos y en algunos momentos resultó algo aburrido para el espectador menos interesado en la política. Sin embargo, se destacó la mejora en el desempeño de Bullrich, quien se mostró más cómoda al abordar temas de corrupción. Massa presentó intervenciones muy trabajadas pero poco espontáneas. Milei no sorprendió y mantuvo un tono moderado. Schiaretti y Bregman lograron aprovechar la audiencia de los debates de manera efectiva.