Publicado el 15-05-2024 en UCC

¡Mucho más que profes!

En el Día del Docente Universitario, que reconoce la lucha colectiva de los educadores del nivel superior, homenajeamos a las y los nuestros, con palabras de los estudiantes.

¿Qué hace de bueno o distinto un profesor o una profesora de nuestra Universidad como para lograr que sus estudiantes lo o la recuerden para siempre?

Para responder esa pregunta, el educador e investigador Kenneth Bein, de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, dedicó 15 años de su vida a observar a varios docentes de distintas universidades norteamericanas. La respuesta fue un libro publicado en 2007 que todavía hoy es material de consulta casi obligatoria para cualquier pedagogo/a, o docente que enseñe a enseñar.

No podemos aquí contar todas las respuestas que da Bein en su libro, pero sí podemos resumir su mensaje esencial: la planificación de las clases, el conocimiento de las asignaturas, las exposiciones, las notas, la evaluación, etcétera, son importantes, pero la diferencia la hacen -dice Bein- quienes, además de todo lo anterior, saben cómo atraer y desafiar a los estudiantes, y provocar en ellos pasión por el saber, por el conocimiento, por la superación.

En este día en el que la efeméride recuerda la movilización de docentes universitarios de Corrientes contra los ajustes económicos de la dictadura presidida por Juan Carlos Onganía, invitamos a algunos estudiantes y graduados de nuestra Universidad a que mencionen a las y los profesores que, por distintos motivos, merecen esa distinción. Sus palabras son un reflejo casi exacto de los resultados de la investigación de Bein. Las compartimos a continuación.

Nuestros/as estudiantes y graduados/as nos contaron

Desde la Facultad de Ciencias de la Salud, Pedro Arozarena destaca a dos profesores, Elías Chamale y Matías Parodi, quienes “sumaron muchísimo” a su formación “como médico y persona”.

Respecto al primero describe que “Desde la primera clase que tuvimos con él, demostró su compromiso y su amor por la docencia y por el conocimiento médico de una manera que pocas veces vi. En base a eso y a su relación con la actividad física y deportiva, ha sido siempre un ejemplo a seguir y una inspiración para lograr o intentar ser mejores estudiantes/profesionales cada día”.

Para destacar al “profe” Parodi, Pedro recordó: “Fue mi jefe de trabajos prácticos en la Clínica, el año pasado. Y fue quien despertó en mí la curiosidad y el interés por la cirugía. Un ‘profe’ que siempre se encargó de brindarnos todo lo que necesitábamos y las herramientas para adquirir los conocimientos, y se preocupó siempre por nuestra buena formación”.

Desde nuestra Facultad de Arquitectura y Diseño, Josefina Conforto dijo que hay dos profesoras que la marcaron “no tanto por lo académico sino en lo personal. Sus nombres son Melina Malandrino y Miky Mallo, ambas dictan historia en diferentes años. Son dos personas sumamente apasionadas por lo que hacen; aman enseñar y transmitir el amor que sienten por la carrera. Su materia es muy teórica pero siempre incentivan a que pienses más allá y lo relaciones con la práctica”.

“Lo que más disfruto de sus clases es escucharlas hablar, exponer lo que saben. –relata Josefina– Puede sonar raro porque a las clases teóricas suelen ser aburridas, pero ellas tienen una forma tan amena y enérgica que te cautivan. Con Miky, en particular, logré formar un lazo muy lindo porque ella es muy exigente y hace que saques lo mejor de vos, cosa que a mí me ayudó y, sin duda, fue una gran referente. En cuanto a Melina –agregó–, disfruto mucho escucharla, y tengo un vínculo muy cercano con ella. Creo que he conocido muy pocas personas que le tengan tanto amor a la arquitectura y a la historia de la arquitectura como ella lo tiene”.

Nicolás Zamparo es estudiante de Ingeniería industrial. Trajo de su memoria que, durante el año pasado, le tocó cursar la asignatura “Materiales”. Y recordó: “Compañeros más grandes me habían contado que era una materia nada fácil y que había que seguirle el ritmo, pero tuvimos la suerte de tener como profesor a Claudio Acosta. Desde el primer día mostró que no era un profesor ‘común’ y llevaba sus clases de manera muy dinámica. A pesar de la complejidad de los temas que enseñó, siempre encontró la manera de hacerlos comprensibles y entretenidos”. “Desde el día uno aprendimos que trabajando en grupos podemos llegar más lejos. –cuenta Nicolás–Además, por el lado humano, es un profesor que demuestra un genuino interés en los estudiantes. Siempre se esforzó en conocernos un poco más a cada uno, incluso con el trabajo extra de aprenderse los nombres de todos los estudiantes de la cátedra. Capaz que parezca algo simple, pero para nosotros fue y es de gran valor. Su influencia perdurará más allá de las aulas”, concluye Nicolás.

Las mismas “huellas” se aprecian en el testimonio de Ignacio Maldonado, actualmente en tercer año de la Licenciatura en Relaciones Internacionales: “Resulta difícil nombrar solo a un profesor o una profesora que haya dejado huellas en mi formación como persona y estudiante. Casi todos lo han hecho. Pero destaco al profesor Christopher Kurt Kiessling, siempre dispuesto a ayudar, a considerar y adecuarse a las modalidades internas y particulares de cada grupo para poder movilizarnos e interesarnos, y lograr no solo un profundo aprendizaje sino también el reconocer la importancia del diálogo con el otro y el enriquecimiento a partir de las diferencias”.

Para Ignacio, los profesores y profesoras que llegan a clase “con evidente amor por su tarea resultan un hecho absolutamente esperanzador”. Generan admiración, pasión, dignidad, respeto, emoción, cordialidad y ganas de seguir adelante. Y destacó, con el ejemplo del profesor Kurt Kiessling, cuán importante es que los docentes “pongan atención e interés en cada estudiante”.

Desde la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Julia Navarro Strelzik distinguió la calidad docente de dos de sus profesores: César López Martí y Romina Costamagna. “López Martí es, sin lugar a dudas, el mejor docente que tuve en la carrera. Sus clases magistrales dejan ver, con claridad, las horas previas de planificación y trabajo, esfuerzo y dedicación y, sobre todo, la pasión a la hora de enseñar”. Julia ponderó “la memoria del profe que cita extractos textuales de fallos y artículos al pie de la letra”. Sin embargo, dijo que lo que más la sorprendió fue “el uso de esa memoria para aprenderse los nombres de cada estudiante y hacerle sentir que es escuchado y tenido en cuenta”. Y no sólo el nombre, recordó Julia. Este profesor es de los que recuerdan el apellido, el pueblo de origen, el equipo de fútbol y cualquier detalle de sus estudiantes, datos que usa a los fines pedagógicos y de cercanía.

Con agradecimiento, destacó “su paciencia, entereza y la felicidad que transmite al ver a sus alumnos conquistando metas, instándolos a más, a mejorar, a ir más lejos siempre desde el ejemplo, la empatía y el acompañamiento”.

Acerca de la profesora Costamagna, Julia subrayó “cómo transmite el amor por vocación en cada clase, siempre lista con su power point y su sonrisa, con algún chiste para descontracturar la larga jornada”. Se trata, dijo, de “una profe preparada, que se forma día a día, que sabe muchísimo gracias a la humildad que no le impide, también, decir un ‘no lo sé’ para averiguarlo y explicarlo en la clase siguiente”. Por último, Juli completó la descripción de su profesora Costamagna: “Atenta y dispuesta a escuchar y haber sido (para mí y, seguro, para muchos) una contención que supera lo académico y hace verdadero honor al lema de la Universidad: ‘ciencia, conciencia y compromiso’”.