Publicado el 03-04-2024 en UCC
Consideraciones históricas sobre la cuestión Malvinas
En torno del Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, Marcela González, Dra. en Historia y profesora emérita de la UCC, repasa hitos fundantes del reclamo de soberanía.
Abordar la cuestión Malvinas es visualizar la ocupación, hace 190 años, de una parte insular de nuestro territorio amparada en el derecho del más fuerte. Desde entonces los gobiernos de Buenos Aires primero, y de la Nación después, mantienen el reclamo ante el ilegítimo ocupante, sin que se reconozcan sus derechos y devuelvan los territorios. El peso político del Reino Unido ha primado sobre el reclamo argentino, sumado a erráticas concepciones de algunos ocupantes del Poder Ejecutivo Nacional que, en su momento, invalidaron con prácticas marciales los avances diplomáticos alcanzados.
Pero más allá del sentimiento que anima el reclamo, hay acontecimientos sustentados en la Historia y el Derecho que, sin desconocer otros antecedentes, son el basamento científico del reclamo argentino. La brevedad de estas páginas indica la conveniencia de señalar solo algunos.
El más antiguo es la bula Inter Coetera, de 1493, por la cual el papa Alejandro VI, autoridad indiscutida en el tema, adjudica a la corona de Castilla las tierras del Nuevo Mundo donde se enclava el archipiélago malvinense. Y son navegantes españoles los que en 1541 asientan el descubrimiento en el Islario de Alonso de Santa Cruz. Doscientos años después, marinos franceses del norteño puerto de Saint Maló, realizan las primeras construcciones y le dan el nombre de Malvinas, aunque no vacilan en abandonarlas en 1766, reconociendo la soberanía española.
Entre el descubrimiento español y la ocupación francesa, navegantes ingleses llegan a Gran Malvina en 1690 y denominan “Falkland” al estrecho de San Carlos. No toman posesión, ni hacen construcciones, pero regresan en 1766 y se establecen en Puerto Egmont, denominando “Falkland” al conjunto de tierra y puerto.
Desalojo de franceses e ingleses
La presencia de franceses e ingleses motiva que en 1770 el gobernador de Buenos Aires desaloje a estos últimos. No obstante, no se retiran hasta 1774, conviviendo pacíficamente los súbitos de ambas coronas, sin que los ingleses realicen reclamo alguno en ningún lugar.
El Atlántico sur gana importancia en el siglo XVIII. España establece en 1776 el virreinato rioplatense y presta mayor atención a las islas. Se reorganizan construcciones, un presidio y tres baterías, se lleva ganado vacuno, cerdos y conejos. Además, se establece la gobernación de las Islas Malvinas, cargo en el que se suceden 32 personas, 30 de ellos criollos. Esa situación se mantiene hasta 1811 cuando el gobernador español de Montevideo ordena el desalojo por la imposibilidad de abastecerlo, decisión aprobada por las Cortes de Cádiz en 1812.
Con el proceso revolucionario los nuevos estados, siguiendo el Uti Possidetis Juris heredan la porción territorial correspondiente, por lo que Malvinas pasa a la jurisdicción de las Provincias Unidas del Río de la Plata al haber sido parte de la gobernación-intendencia de Buenos Aires. No obstante, los avatares de la guerra independentista postergan mantener la ocupación efectiva.
En 1820 el gobernador fleta a las islas el buque La heroína, armado en corso, y el 6 de noviembre, en medio de 21 cañonazos y la presencia de ciudadanos de EEUU y súbditos de SSMB, se iza el pabellón nacional y comunica a los buques que merodean que la posesión es en nombre del Supremo Gobierno de las Provincias Unidas de Sud América. Acontecimiento que ninguna nación objeta.
Desde entonces y hasta 1829 la ocupación es fluctuante. El 10 de junio se designa un comandante político y militar, cargo que recae en Luis Vernet, quien con 150 colonos establece una batería defensiva, iza el pabellón nacional y cuida las costas. La jurisdicción de Malvinas comprende, además de las islas del archipiélago, la de los Estados y las adyacentes a Tierra del Fuego.
La apropiación inglesa
Durante esa gobernación, en enero 1833, el capitán inglés John Onslow intima el desalojo y abandono. La población es dispersada y expulsada, apropiándose de las Islas y los bienes que hay en ellas. En 1841 el Reino Unido nombra un teniente de gobernador que traslada el gobierno a Puerto Williams, ahora Puerto Stanley.
El gobierno argentino protesta ante el encargado de negocios británico y el representante argentino en Londres presenta una extensa nota que es reiterada periódicamente desde diciembre de 1834, no dejando que prescriban nuestros derechos soberanos.
En lo que resta del siglo XIX la política argentina respecto de las islas es fluctuante. Son los gobiernos de la Generación del ‘80 que nuevamente traen la cuestión en ocasión de la publicación de un mapa con inclusión de Malvinas, manteniendo la defensa de la soberanía en el archipiélago.
Algunos reconocimientos internacionales jalonan el siglo XX, siendo la constante inglesa no actuar cuando las circunstancias le son adversas, mientras los gobiernos argentinos mantienen el reclamo.
La década de 1960 es favorable al reclamo argentino por parte de la OEA y de la ONU. Pero el adelanto diplomático se derrumba en 1982 cuando, en una medida inconsulta, ignorante de la realidad nacional e internacional, el gobierno de facto del “Proceso de Reorganización Nacional” emprende la ocupación de Malvinas con el resultado por todos conocido.
Como conclusión, puede afirmarse que los gobiernos argentinos, más allá de las diferencias ideológicas, partidarias y de estilo, han mantenido el reclamo por el archipiélago. Es de esperar que la continuidad de las gestiones diplomáticas permita avanzar en esta cuestión y se reconozca que “Malvinas es una tierra argentina”.
Por Marcela González, doctora en Historia y profesora emérita de la UCC.