Publicado el 12-09-2023 en UCC

Un acercamiento a la guerra entre Rusia y Ucrania

El docente M. Zelaya nos da una mirada integral sobre este conflicto bélico: algunas de sus causas, los intereses de cada uno, la situación actual y el aporte de las RRII.

El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania acarrea consecuencias devastadoras, tanto en los países protagonistas como, de forma indirecta, en el orden internacional. Así como las consecuencias son complejas y abarcan diferentes aspectos, también sus causas son diversas; caer en un reduccionismo sería un error. La capacidad de mirar y analizar el panorama completo es, justamente, uno de los principales aportes de las Relaciones Internacionales. Por eso, Manuel Zelaya, docente y coordinador de grado de la carrera de RRII, profundiza en posibles explicaciones, riesgos, relativos “vencedores y perdedores” y en el aporte que puede realizar la carrera para el análisis de esta situación.

¿Cuáles son las principales causas del conflicto entre Rusia y Ucrania? ¿Cuáles son los intereses de cada uno?

Las causas del conflicto son variadas y probablemente cualquier enumeración de las mismas se quede corta. A su vez, cualquier explicación que se pretenda brindar puede caer en un sesgo interpretativo, porque afirmar que la guerra ocurre por X razón implica aducir que no ocurre por Y.

En principio, este conflicto no comenzó en 2022, sino que podemos rastrear su inicio en el año 2014, cuando acaeció la anexión de Crimea por parte de la Federación Rusa. Asimismo, esta guerra tampoco puede comprenderse sin considerar el contexto actual más “macro”, en donde Estados Unidos ve amenazado su liderazgo global.

Una posible explicación del conflicto es la percepción de inseguridad por parte de Rusia. La misma surge de la posibilidad de que Ucrania se incorpore a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una organización creada por EEUU en conjunto con sus aliados europeos, para contener a la Unión Soviética una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. Dado que Estados Unidos encontraría su liderazgo global disputado, reaccionaría conteniendo a los poderes crecientes. Bajo este argumento, la culpa de la guerra es de Estados Unidos. Esta es, a grandes rasgos, la explicación esgrimida por Rusia.

Otra posible explicación es que Rusia históricamente ha tenido una vocación imperialista/agresiva, que se remonta a la época de los zares. Esta misma genera que los rusos siempre hayan querido expandir sus fronteras, fundamentalmente hacia el oeste, con el fin de conquistar la mayor porción de las planicies fértiles de Europa Oriental. Esta inclinación expansionista se vería agravada por el liderazgo de Putin, quien, al gobernar de manera autocrática no encontraría contrapesos institucionales a su autoridad para evitar que el pueblo ruso vaya a la guerra contra Ucrania. En síntesis, a la experiencia histórica rusa, se le sumarían las ambiciones personales del líder, que no encuentra limitación alguna en la estructura institucional de su gobierno. En términos sintéticos, esta es una de las argumentaciones prevalentes en Occidente: la culpa es de Rusia y, particularmente, de Putin.

Ninguno de estos dos argumentos explica la totalidad del conflicto. Asimismo, ambos corren el riesgo de volverse explicaciones ideológicas, más orientadas a lograr adhesiones públicas a alguno de los lados combatientes y a demonizar al rival que a dar cuenta de lo que realmente pasa. Mi opinión es que lo que ocurre puede ser más bien una conjunción de ambos argumentos; los dos son correctos e incorrectos a la vez.

¿Cómo ves la situación en la actualidad? ¿Alguno de los dos lados “corre con ventaja”?

No soy un experto en aspectos militares, por lo que no puedo describir cómo es la situación en el campo de batalla. Según algunos analistas que leo, la situación parece inclinarse a favor de Rusia, quien se habría desgastado menos que Ucrania. Esto bajo ningún punto significa que Moscú sea más fuerte que antes: en una guerra pierden todos, por lo que, comparado con los EEUU, por ejemplo, que no han estado involucrados de manera directa en el conflicto (aunque sí indirectamente a través de financiamiento a Kiev), Rusia ha quedado debilitada. Resumiendo, en la esfera de liderazgo en la que Rusia quiere competir, que es la global, perderá en el corto plazo, aunque gané la guerra frente a Ucrania. Más allá de que eventualmente aumente su poder en Europa Oriental, pierde en términos globales.

Sin embargo, es importante considerar algo: en la guerra lo primero que muere es la verdad. Debemos estar atentos a que lo que recibimos como “noticias” puede ser propaganda de guerra escondida, ya sea de un bando o del otro.

Partiendo de este conflicto… ¿Cómo ves el panorama internacional en este tiempo? ¿Hay riesgo de más conflictos violentos?

Estamos en tiempos bastante turbulentos, probablemente en un cambio de época. Como dije anteriormente, el liderazgo estadounidense está siendo disputado. ¿Por qué los EEUU no quieren perder ese lugar? Porque el estatus de hegemón, de líder, te permite, al menos en cierto grado, decidir e imponer las reglas. Lógicamente, los países o Estados no actúan sin ninguna restricción legal o moral, pero tiene sentido considerar que mientras más poder tenés menos pueden decirte que “no”.

La pregunta del millón es si Estados Unidos está dispuesto a renunciar a su rol de liderazgo, ya sea para cederle la posta a otro país (probablemente China) o compartiéndolo. Hay un argumento que suele utilizarse que es el de la “Trampa de Tucídides”, que sostiene que es el miedo del hegemón a perder su rol lo que ocasiona la guerra. Si llegara a ser así, Estados Unidos desarrollaría una suerte de guerra preventiva frente a China, lo que ocasionaría aún más problemas globalmente.

Aun así, tampoco es tan fácil afirmar esto, porque China es uno de los principales importadores de Estados Unidos y Estados Unidos tiene a China como uno de sus principales proveedores. El mismo comportamiento tienen las exportaciones de ambos países. Esto es lo que nosotros llamamos “interdependencia”: China necesita a Estados Unidos y Estados Unidos a China. Nadie quiere entrar en guerra con alguien a quien necesita o de quien recibe algún beneficio, así lo odie profundamente. No conviene.

¿Qué aporte creés que hace la carrera de Relaciones Internacionales para el análisis de estas situaciones?

Nuestra carrera sirve precisamente para analizar todos estos pormenores que he ido considerando en estas respuestas, que lógicamente no son exhaustivos. No existe una respuesta única, “correcta”, cuando ocurren estos eventos tan complejos, como la guerra y la paz: las causas son múltiples y variadas. En estas épocas de ChatGPT, en donde parece que las respuestas están al alcance de un botón, nuestra carrera nos invita a reflexionar y a comprender la complejidad de la realidad y de sus interpretaciones.

Ante esta complejidad, el desafío es comprender cómo nuestra realidad más cercana se ve afectada por los efectos del ámbito internacional; en otras palabras, ni Córdoba ni Buenos Aires ni la Argentina en su integridad son ajenas a los movimientos sistémicos. Hoy en día, ante la inmediatez de la tecnología estos efectos pueden magnificarse, influyendo tanto en la política doméstica como en nuestra economía y nuestra sociedad. Personalmente, considero que, como personas de ciencia, conciencia y compromiso, la acuciante realidad de nuestro país nos exige una comprensión lo más acertada posible de lo que ocurre “por encima” nuestro para que tomemos aquellos pasos que más nos acercan al bien común, a un país más justo. Cuáles son, no lo sé; ¡para eso estudiamos!

En términos más técnicos, esto se denomina una declinación de poder en términos relativos: aunque puede que EEUU sea tan fuerte como antes, sus rivales, principalmente Rusia y China, son más poderosos que hace 20-25 años. Si fuera posible cuantificar el poder, podríamos decir que hace unos 20 años EEUU tenía “100” del mismo y ahora también tiene “100” o similar, mientras que Rusia y China, si antes tenían “40”- “50,” ahora tienen “80”- “90”, acortando la diferencia. Ante esto, cabe esperar que EEUU no quiera perder su liderazgo.