Publicado el 27-03-2025 en Posgrado - UCC - Alumni

Generar conciencia acerca del ACV

Emilio Benítez es neurocirujano egresado de la UCC, se especializó en dos técnicas completamente diferentes y creó una fundación para prevenir patologías cerebrales.

Benítez se graduó a los 23 años, se especializó en Neurocirugía, y hoy desarrolla su profesión en Salta y Jujuy. Como cirujano, domina tanto la técnica convencional como en la endovascular, que consiste en navegar con micro catéteres por las arterias del cerebro y la médula.

En lo que se refiere a los accidentes cerebrovasculares, afirma que “La historia de esta patología devastadora ha empezado a cambiar”. En esta nota nos cuenta algunos detalles sobre su vida profesional.

¿Cómo te decidiste por la medicina y la especialidad neurocirugía?

Mi contacto con el mundo de la medicina empezó a los 15 años, mi padre también era neurocirujano y me invitó a presenciar una de sus intervenciones quirúrgicas. Allí tuve la certeza de que esa sería mi profesión y la especialidad que quería.

¿Cómo fue tu trayectoria profesional y qué destacarías?

Cuando cursaba quinto año, me incorporé al servicio de Guido Gioino, uno de los más grandes neurocirujanos del país, junto a su hijo recién llegado de Francia que traía la técnica endovascular que en ese momento era muy nueva en el mundo.

Generalmente los profesionales se especializan en uno u otra neurocirugía pero yo me propuse formarme en ambas técnicas, tanto la convencional (la clásica de la apertura craneal) como la endovascular, que consiste en navegar con micro catéteres por las microscópicas arterias del cerebro y la médula. Mi maestro fue Carlos Gioino en Córdoba, que fue uno de los pioneros a nivel nacional en hacer ambas técnicas.

A los 28 años gané una beca internacional de la Sociedad Iberolatinoamericana de Neurorradiología Intervencionista (Silan), para terminar de formarme en Barcelona, en el Servicio de Leopoldo Guimaraens, junto a los reconocidos mundialmente Alfredo Casasco, Jack Theron y Jack Chiras. Tuve la enorme satisfacción de, aún estando en formación, ganar un premio internacional por un trabajo de investigación sobre aneurismas cerebrales.

Pude quedarme en España pero decidí volver al país en 2006 y a partir de ese momento estoy desempeñando mi labor en Salta y Jujuy.

¿Cuál de estos logros considerás que es un aporte fundamental a la sociedad?

Creé los departamentos de Neurocirugía Endovascular en los hospitales públicos de Salta llevando al norte argentino esta técnica que considero muy valiosa. Desde que me incorporé al Hospital Materno Infantil de Salta nunca más se derivó un niño al Garrahan para tratar problemas vasculares cerebrales.

También me enorgullece haber fundado una institución para generar conciencia acerca del ACV. Se trata de la Fundación Lucens que ha colaborado desinteresadamente y sin ayuda externa en concientizar a la población sobre patologías cerebrales, en tratar gratuitamente pacientes de toda la provincia de Salta y en traer a Salta y Jujuy las últimas tecnologías para el tratamiento de problemas vasculares cerebrales entre otras herramientas a través de un 0800-ACV-cero, gratuito, y aplicaciones de celulares para la emergencia de los accidentes cerebro vasculares.

Y finalmente, después de muchos años de trabajo, conseguimos se sancione la Ley de ACV en Salta, a través de un proyecto del que fui autor junto a la Diputada Cartuccia. Gracias a eso, en esta provincia los pacientes tienen cobertura de una patología que no está contemplada en el Programa Médico Obligatorio a nivel nacional. En 2009 gané otra beca internacional por antecedentes, que me llevó a Japón. Intento estar a la vanguardia de los últimos avances y por eso estoy en capacitación permanente.

Respecto a los ACV ¿son una problemática más común o creciente en nuestra sociedad actual? ¿Qué se puede hacer para prevenirlos?

Se puede hacer mucho. Controlar los factores de riesgo puede disminuir hasta un 60 % las chances de padecerlo. Hipertensión arterial, grasas en sangre, diabetes, vida sedentaria, arritmias cardíacas, son los principales.

¿Qué tratamiento es el que proponen y cuáles son sus diferenciales?

Ha evolucionado increíblemente la medicina en esta patología. Cuando empecé realmente no teníamos casi nada para tratarlos. 30 años después, existe el tratamiento endovenoso dentro de las cuatro y media primeras horas desde los síntomas y pasado ese tiempo, la técnica endovascular a través de la trombectomía (extracción del coágulo) que consiste en navegar hasta el lugar de oclusión y extraer el trombo con stents o bien la aspiración directa del mismo. Inicialmente este tratamiento podía realizarse hasta las seis primeras horas, sin embargo cada año aparecen nuevos estudios que habilitan a prolongar aún más el tiempo de poder actuar. Y sin dudas la historia de esta patología devastadora ha empezado a cambiar.

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¿Qué te llevas especialmente tu trayecto en la UCC?

Creo que fui un privilegiado. Tuve profesores excelentes. Pero hubo un factor específico que cambió todo. Junto a nueve compañeros más, formamos parte de un proyecto de colaboración entre la Universidad y el Hospital Privado, donde terminamos nuestra carrera, los dos últimos años, cursando todas las materias en el Hospital. Hacíamos vida de residentes, con una gran intensidad en cada especialidad que cursábamos. Fue una experiencia hermosa, muy sacrificada para nosotros, porque el ritmo era muy distinto al de nuestros compañeros que siguieron la carrera en la facultad y más sacrificada para mi, que salía del Hospital Privado y me iba al Servicio de los doctores Gioino, para entrar como segundo ayudante en las cirugías qué podía.

Esa experiencia y oportunidad que nos brindó la Facultad para terminar nuestra carrera fue el corolario de seis años hermosos, llenos de esperanzas, sueños, miedos y preguntas.