Publicado el 13-09-2023 en UCC

Disciplina y reinvención, claves de la educación

Carlos Baradello, graduado de la UCC, actual benefactor de estudiantes con becas, habla de la importancia de la formación permanente, de la inclusión y de dar de lo que se recibe.

Con el título de Ingeniero de nuestra Universidad Católica, en 1972, el entonces muy joven Carlos Sixto Baradello viajó a Europa para hacer un máster en la Universidad Tecnológica de Eindhoven (Países Bajos). Luego siguió estudiando y se doctoró en Ingeniería Eléctrica e Informática en la Universidad Carnegie-Mellon, de Estados Unidos.

Nunca ha parado de estudiar y de reinventarse. Eso le permitió convertirse en profesor, en inversor y en fundador de empresas en Silicon Valley (la meca de la industria tecnológica norteamericana), también en conferencista internacional, en innovador, en un hombre activo, emprendedor, muy escuchado y generoso.

Por eso, desde hace varios años, es uno de los más importantes benefactores de nuestro Fondo de Becas que alcanza, con algún tipo de ayuda económica, al 30 por ciento de las y los estudiantes de la UCC.

Recientemente, el Dr. Baradello visitó nuestro Campus, se encontró con estudiantes becados, y nos dejó varias reflexiones acerca de la importancia de la educación, las nuevas exigencias de “reinvención” constante en materia de formación, sobre el valor de ayudar y la riqueza de la inclusión y la diversidad.

La importancia de la educación

“La importancia de la educación es crítica, en particular en los tiempos en que estamos viviendo. La educación siempre fue importante, en los tiempos de Platón y de Sócrates, pero ahora más, porque hemos avanzado tanto en la sociedad de la información, en la sociedad del conocimiento, en la que cada vez más se requiere y se premia a la persona que tiene las habilidades y las destrezas necesarias para participar plenamente en esta sociedad, que** no se puede dejar de lado una preparación que solamente da la educación**”.

Aprender la disciplina

“Hay muchas formas de educarse; no hay un solo modo. El niño, el joven, es estudiante, primero tiene que ‘aprender a aprender’, y eso requiere cierta disciplina. Una vez que se adquiere la disciplina se puede acceder a muchas otras modalidades de aprendizaje que uno termina usando durante todo el camino profesional y de la vida”.

Reinvención constante

“Tenemos que reconocer un proceso de reinvención constante que cada vez se hace más agudo. Se da el fenómeno del aumento de la esperanza de vida y, al mismo tiempo, los sistemas previsionales o de seguridad social que no pueden soportar y sostener que una persona se retire o se jubile a las mismas edades con las que las personas se jubilaban en el pasado. Entonces, la edad para jubilarse, indudablemente, va a pasar a los 70 o 70 y pico de años; y, probablemente, para mitad de siglo esté cerca de los 80 años, porque la esperanza de vida va a superar los 100 años”.

Ya no alcanza con el título

“Si un joven se gradúa en la universidad a los 20, 23 o 24 años, y va a trabajar hasta cerca de los 80 años, estamos hablando de una trayectoria profesional o laboral de 50 años, en la que esa persona, cada cinco o siete años va a tener la necesidad de renovar sus conocimientos. En otras palabras: esa persona tendrá que reinventarse entre siete y 10 veces en su vida. Entonces, hay un cambio de criterio: ya no va más el modelo educativo de cuándo yo iba a la universidad, el que consistía de graduarse con un título y listo para el resto de la vida. Ahora el título es importante, pero juega un rol menor, porque lo que sí es importante es cómo uno va renovándose o reinventándose y aprendiendo las habilidades que necesita la sociedad”.

Favorecer la inclusión

“Un Fondo de Becas como el de la UCC tiene varias aristas importantes. Una, permitir el acceso a participar plenamente en esta sociedad del conocimiento a personas a las que, sin la beca, les resultaría muy difícil acceder. En este sentido, uno desearía que el Fondo de Becas fuera infinito para dar acceso a todos, pero eso es imposible. La segunda arista o el segundo valor importante del Fondo es que permite a quienes tuvieron los recursos, las oportunidades de estudiar y de formarse y las aprovecharon, a que ayuden o contribuyan solidariamente con los que no tuvieron y no tienen la oportunidad”.

La diversidad

“Otro valor del Fondo de Becas es ayudar a la diversidad: la diversidad no la aprendí de los libros ni de un panfleto político, sino viviéndola y compartiendo espacios con personas muy distintas. Siempre cuento que cuando llegué a Holanda (actual Países Bajos), éramos un grupo de 28 personas todas muy distintas. Había algunos con vestimenta de la India o de Pakistán, vestimenta que yo nunca había visto, y con olor a curry que nunca había sentido, estereotipos que, al principio, me shockearon. Pero, al cabo de un año y medio de compartir todo, tomé conciencia de que yo, para ellos, también vestía raro y olía raro, y eso no tenía nada que ver con la capacidad que tenían para resolver problemas, como yo hacía con otros problemas que a ellos les costaban más. En fin, la diversidad, las distintas experiencias de vida, en la educación, enriquece a todos, no sólo al que recibe la beca o la ayuda para estudiar”.

Donar

“Cuando me preguntan qué significa para mí ser donante o ayudar a jóvenes a que puedan estudiar, yo respondo que creo que a quien se le ha dado mucho, mucho se le exigirá. Yo no creo que mi contribución sea tan grande”.