Del campo a la cerveza

El lúpulo es una especie que se utiliza en la producción de cerveza y es lo que le aporta el sabor amargo y los aromas. En Argentina es un cultivo muy poco conocido que cubre un 20 % de la demanda del mercado mientras que el resto tiene que importarse de otras regiones. La mayoría de nuestra producción se encuentra en la Patagonia. Se trata de un producto cuya demanda va en aumento a nivel mundial.

En nuestra Universidad y junto al INTA llevamos adelante estudios de productividad del cultivo en zonas nuevas y evaluamos variedades que se adaptan productivamente. Estas actividades se enmarcan en un programa de mejoramiento genético.

En este marco este viernes 12 de diciembre se realizó un encuentro en el Lupular de nuestra Campus Universitario con charlas abiertas a cargo de Soledad Ruolo y Exequiel Tommasino del INTA y Alfredo Rosati, ingeniero agrónomo de mucha trayectoria en el cultivo en la Patagonia.

Estuvieron presentes estudiantes, emprendedores y empresas que están directamente relacionadas con la utilización de este insumo con stands de productos que a su vez compartieron sus experiencias en el uso de lúpulo cultivado en Córdoba.

Conversamos sobre el proyecto y la temática con Exequiel Tommasino del INTA.

¿Hay mayor demanda en el cultivo de lúpulo?

Sí, hay una expansión en realidad. El cultivo en Argentina se realiza tradicionalmente en la Patagonia, principalmente en la zona del Bolsón, y en la zona del Alto Valle de Río Negro. Son los dos lugares de Argentina que tienen mayor producción de lúpulo en el país. Pero de a poco, desde hace aproximadamente ocho años, se ha comenzado a estudiar el cultivo y distintas variedades en cuanto a la productividad en otras zonas.

¿Cómo se llevó adelante el proyecto?

Hace ocho años empezamos a hacer todos los estudios de caracterización de variedades y evaluación enmarcados dentro de un programa de mejoramiento genético, que tiene como finalidad obtener variedades más adaptadas a climas secos y cálidos. La zona donde se realiza el cultivo en Patagonia son valles húmedos y frescos. Entonces comenzamos a hacer las evaluaciones, y vimos que hay variedades de lúpulo que se adaptan muy bien a ser cultivadas, por ejemplo, en Córdoba.

¿Cuánto se produce en Argentina?

Argentina produce solamente el veinte por ciento del lúpulo que necesita su industria, sobre todo la industria cervecera, que es la principal industria que utiliza el lúpulo para la elaboración de cervezas, pero también el lúpulo tiene propiedades medicinales muy interesantes que están siendo estudiadas a nivel mundial con muchos avances.

¿Cuáles por ejemplo?

Por ejemplo, tiene un gran poder antioxidante doscientas veces más potente que el receveratrol, un compuesto producido del hollejo de las uvas. El lúpulo tiene santumol, que es un antioxidante doscientas veces más potente. Sus efectos son favorables en la salud humana. A la vez también se están haciendo estudios, en Italia se han publicado varios trabajos, en los que se enuncia que también puede ser preventivo para evitar el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el párkinson y el alzheimer.

¿Considerás que es una oportunidad para la producción del sistema agroindustrial?

El contexto actual es que Argentina está importando el ochenta por ciento del lúpulo que utiliza. Además, el cultivo de este insumo no es muy conocido, sobre todo en esta en esta región centro del país. En general no hay gente formada y con conocimientos de cómo realizarlo, pero ya sabemos que se adapta muy bien en otras zonas y también tiene su rentabilidad en la producción. Por eso considero que es una oportunidad para poder expandirlo y tener mayor producción de este insumo, que es fundamental para la industria cervecera, pero que también tiene mucho potencial en el desarrollo de medicamentos.

De esta forma, se pueden conseguir insumos de producción local y generar todo un desarrollo de economías regionales.