Publicado el 26-09-2023 en Amanece Metrópolis

Actividad Yihadista en El Sahel: la expansión de una amenaza silenciosa

Por Ileana Bergia (*)

El Sahel es una región ubicada en el continente africano que se extiende desde Mauritania hasta Eritrea. Esta franja, se caracteriza por ser un área inestable, constituida mayoritariamente por naciones islámicas y gobiernos débiles, incapaces de ejercer control sobre sus propios territorios. Así pues, el yihadismo, los recursos naturales, la fragilidad de los Estados – algunos sometidos a juntas militares- y las guerras civiles marcan un contexto de constante inseguridad en la zona.

Desde sus inicios, los países sahelianos han atravesado constantes crisis políticas, emergencias humanitarias y catástrofes naturales que han impedido su desarrollo y han provocado que la desigualdad social sea una de las más altas del mundo. Por esto, la mala gobernanza sumado a las permeabilidad de las fronteras, han malogrado la capacidad de los mandatarios para promover el bienestar social y garantizar los servicios esenciales a sus ciudadanos.

Sumado a lo anterior, las organizaciones yihadistas se han convertido en un actor fundamental en la Región y se han expandido por todo el Sahel hasta llegar a África Occidental y el golfo de Guinea, lo cual, implicó que la inestabilidad social, económica y política siga incrementándose resultando en miles de muertes que han forzado la migración de los residentes hacia otros territorios.

La Yihad Saheliana

Las raíces de este movimiento se remontan a la guerra civil argelina producto del frustrado proceso electoral en 1992 donde la negativa de las autoridades argelinas de impedir el ascenso al poder del Frente Islámico de Salvación provocó que un sector radicalizado de la población fundara en 1994 el Grupo Islámico Armado.

Por otro lado, gracias al éxito de la política exterior de Argelia, El Grupo Salafista para la Predicación y el Combate fue progresivamente extendiendo sus operaciones a la zona del Sahel donde sus acciones ilegales adquirieron fama por iniciar el negocio de secuestros de ciudadanos de occidente. Asimismo, la industria fue creciendo a lo largo de los años así como también el precio de los rescates, lo cual permitió que los grupos yihadistas presentes en la región del Sahel, se convirtieran en una próspera red criminal transnacional que se mantuvo en el tiempo.

Entonces, las operaciones de los yihadistas fueron desde el comienzo híbridas debido a que los traficantes les facilitaron los recursos logísticos, humanos y financieros que requerían para llevar a cabo las acciones ilícitas, mientras que los primeros facilitaban a las organizaciones criminales el acceso al poder político.

Sin embargo, la transformación del rumbo estratégico de la organización se dio cuando el GSPC se redujo a una franquicia de Al Qaeda con el nombre de Al Qaeda en la Tierra del Magreb Islámico -AQMI- con una ideología similar al salafismo yihadista. Su principal objetivo desde entonces fue combatir al «enemigo externo» (países occidentales).

Ahora bien, el fracaso en territorio argelino motivó al líder de AQMI a dividir el territorio en diferentes regiones para que diversos cabecillas de las katibas pudiesen liderar. El grupo terrorista, se dividió en cuatro katibas primordiales conformadas por 50 y 100 hombres cada una. Estas acciones, motivaron el ingreso de un gran número de voluntarios procedentes de países de la región lo que dio lugar a una «yihad negra» de carácter local que significó y significa una gran amenaza para los países de África Occidental.

En definitiva, los grupos asociados al AQMI dedican su actividad criminal a la realización de todo tipo de acciones, entre ellas, el tráfico de estupefacientes, secuestro de ciudadanos occidentales y el contrabando de tabaco, armas y coches.

Actualidad

La franja del Sahel atraviesa una de las crisis de desplazamiento que crece con mayor rapidez en el mundo siendo la violencia uno de los principales detonantes que ha obligado a millones de ciudadanos a huir de la región. Así pues, más de 2,9 millones de personas han tenido que migrar forzosamente dentro de su propio país y los ataques de los grupos armados han provocado el cierre de 11.000 colegios y 7000 centros de salud.

Además, El Sahel atraviesa una profunda crisis climática ya que la temperatura en la región se ha elevado 1,5 veces en relación con el promedio mundial. Esta situación, dio lugar a que se incrementaran los conflictos por los escasos recursos así como también las hambrunas por falta de agua para la agricultura y pastos para el ganado.

Entonces, con el cambio climático y la pobreza extrema como cortina, la violencia yihadista que estalló en Malí en 2012 ha ido extendiendo sus operaciones por todo el territorio debido a la debilidad de los gobiernos, incapaces de proteger a sus propias poblaciones. Siendo así, en un marco de violencia institucional, los golpes de Estado se han vuelto constantes y han promovido que regímenes militares tomen el poder alegando un discurso antioccidental.

Contra estos ataques, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) cumple un rol fundamental en los empeños por reforzar la seguridad frenando los intentos de tráfico por parte de las bandas criminales. Tal como lo demuestra la operación KAFO II coordinada en conjunto con la INTERPOL, en la cual se logró desbaratar una ruta de suministro de estos grupos incautando un gran botín.

Pero estos intentos por frenar el avance de los grupos yihadistas han fracasado en su mayoría, ya que los mismos, enfrentados entre sí y con habituales cambios de líderes y de estrategias, se mantienen pese a sus inconsistencias compartiendo con los grupos anteriores las mismas tácticas, como lo es provocar el descontrol territorial dentro de los Estados.

Al fin y al cabo, más allá de los esfuerzos en conjunto de los gobiernos y los organismos internacionales, el contexto de inseguridad e inestabilidad constante implicó e implica que los Estados estén sometidos a una fuerte presión económica a través de deudas con organismos internacionales, situación que aumenta la dependencia y que no facilita el desarrollo.

Palabras Finales

La zona continúa enfrentando problemas endémicos a la región. Entre ellos, la debilidad económica estructural explicada debido a que el territorio saheliano está conformado por los países más pobres de África y del mundo, donde juntos resultan en un PBI relativamente menor al resto del continente homónimo. Además, sumado al problema económico, en los últimos años los gobiernos autoritarios han perpetrado numerosos golpes de Estado bajo falsas promesas de solucionar los problemas que afectan a la sociedad.

En definitiva, el terrorismo yihadista, los conflictos armados y el crimen organizado son las amenazas fundamentales para el desarrollo de la región y por estas razones, precisan constantes apoyos de seguridad y económicos para resolver sus problemas. Así pues, la franja saheliana requiere de un mayor compromiso, solidaridad y cooperación internacional para erradicar la amenaza yihadista.

*Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de Córdoba (Argentina) y Diplomada en Ciberseguridad y Delitos informáticos por la Universidad Abierta Interamericana. Apasionada por la política y seguridad internacional y colaboradora de la revista digital Politikal Arena.

Medio Publicado: Amanece Metrópolis

Temática: UCC

Autor/Redactor: Ileana Bergia

Fecha de Publicación: 26-09-2023