Publicado el 17-12-2023 en La Voz del Interior

Economistas advierten sobre el agudo deterioro de salarios y jubilaciones: El Gobierno debe administrar la puja redistributiva

Nadin Argañaraz y Gisela Viritier analizaron el impacto económico del ajusto aplicado por el Gobierno nacional. Entrevistados en Voz y Voto, coincidieron en que la actividad económica entrará en recesión en muy poco tiempo.

Las primeras medidas económicas anunciadas por la administración de Javier Milei implican un fortísimo ajuste que recae, en enorme cuota, sobre el sector privado; con especial afectación de salarios y jubilaciones. ¿Cuáles serán sus consecuencias? ¿Cómo podrían atenuarse? ¿Qué definiciones se esperan ahora del nuevo Gobierno?

Entrevistados en el programa Voz y Voto, los economistas Gisela Veritier, directora general del ICDA, la escuela de negocios de la Universidad Católica de Córdoba y Nadin Argañaraz, presidente del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf); respondieron a esas preguntas y analizaron los impactos de las medidas oficiales.

–En la campaña quedó claro el consenso sobre lo inevitable de aplicar un ajuste para buscar el equilibrio fiscal. Ahora, ¿este que propone el Gobierno les parece correcto y sustentable?

–Nadin Argañaraz (NA): Para poner contexto, es importante saber que de cada 100 pesos que el Estado gasta en Argentina, 20 no tienen financiamiento genuino. Lo pagamos con deuda, que ya no puede tomarse; o emisión con la consecuente inflación y demás. Entiendo que el Gobierno está diciendo que eso no existe más, y que en vez de gastar 100 vamos a gastar 80. Planteado eso, la primera impresión es que el ajuste de la clase política no va a aportar nada. Este no es un ajuste que pague la clase política ni que pague el Estado, porque obviamente que es el sector privado el que lo va a terminar financiando. El primer cambio que se vio en las medidas es que el 60% del ajuste lo aportará la baja del gasto y el 40% lo aportará una suba de presión tributaria: más derechos de exportación, más impuestos a las importaciones, algún cambio con bienes personales.

–Eso ya es un primer cambio respeto de la anunciado inicialmente…

–NA.: Sí, no es todo baja de gasto sino sólo el 60%. Y la parte del recorte que me sorprendió y que es importante que se aclare pronto es la baja en jubilaciones, que financian 7% de este ajuste. Yo pensaba que eso ni iba a considerarse, tampoco se dijo.

–Claro, porque las jubilaciones nacionales ya vienen muy golpeadas…

–NA.: Desde 2017 han perdido entre 20% y 25% de poder adquisitivo. El año que viene, si vuelven a bajar, sería la sexta vez consecutiva anual que lo hacen. Ya no hay margen. El ajuste inicial estaba pensado en obra pública, transferencias automáticas a provincias y subsidios, eso era casi todo. La realidad es que hoy eso solamente aporta la tercera parte del ajuste. Por eso aparecen nuevos impuestos.

–¿No hay más margen para cortar donde se había planteado?

–NA.: No, porque en obra pública no se puede cortar lo que está en ejecución; sólo lo nuevo. Cuando uno mira los números, encuentra que el año que viene se puede recortar sólo un 40%. Respecto de los subsidios, según los números que mostró el Gobierno se mantendrían en un 70% el año que viene, es decir se corta un 30. Sería ideal que en el caso de transporte esa baja se haga volviendo más equitativa la distribución entre Capital Federal y AMBA y el interior del país.

–Gisela, ¿coincidís en que este ajuste le pega de lleno a la actividad económica privada?

–Gisela Veritier (GV): Hay consenso entre todos los economistas y demás agentes del sector que así será. Retirar al Estado como uno de los actores que mueve la economía y tratar de que el sector privado en sea el que traccione va a llevar su tiempo. La retracción en la actividad económica va a tener su impacto en variables sociales como por ejemplo el aumento del desempleo. Por otro lado, hay muchas imprecisiones aún. Por ejemplo, no sabemos si van a dejar flotar el tipo de cambio oficial o lo van a mantener pisado. Un día dicen que sí, después dicen que no tanto. Y después, bueno, cómo se va a ir disminuyendo la brecha. El tema es que a medida que la inflación vaya elevándose, también el tipo de cambio se va a ir ajustando. Siempre es el huevo a la gallina.

–Más pobreza y más desempleo en el horizonte…

–GV.: Sí, se plantea un escenario muy difícil que el sector productivo empresarial está. El tema es, ¿hasta cuándo dura? Dónde está la luz al final del túnel. Ahí uno intenta ver distintas experiencias a nivel mundial que no son directamente relacionables. Por ejemplo, en qué lugares se hizo un ajuste de estas características. Un caso es Israel, donde se pusieron de acuerdo y durante seis meses nadie aumentó los precios. Se bajó el gasto, se devaluó el tipo de cambio, los sectores gremiales no hicieron paritarias y los empresarios tampoco aumentaron los precios. El tema es que Israel no tenía las tasas altas de pobreza que ya tiene Argentina, su situación social era otra.

–Sí, y además aquí hasta ahora el único precio que no sube es el salario, como las jubilaciones. ¿Debería el Gobierno lanzar medidas compensatorias?

–GV.: A lo mejor podría haber habido una compensación, pero estamos esperando que se acomoden las expectativas para que bajen los precios. El tema es en qué tiempo se van a acomodar esas expectativas, que son bastante rebeldes en la Argentina. Y además la inflación inercial es muy alta. También resta saber qué tiene esa ley ómnibus que van a mandar al Congreso, qué incluirá sobre contratos, alquileres y muchas otras cuestiones.

–NA.: El poder adquisitivo del salario del trabajador formal privado ha caído un 20% desde 2017. El del público, más o menos igual. Y ahora viene otra nueva caída de salario real. Creo que el sector empresario tiene mucho por hacer en este contexto porque hay muchos sectores que con esa caída de salario han tenido una rentabilidad constante o la han incrementado. Creo que ahora el Estado debiera dar un marco para que ese impacto salarial no sea tan significativo. Porque de lo contrario, se va a hacer difícil la transición socialmente.

–No desentenderse y dejarlo librado sólo al destino de las paritarias…

–NA.: Creo que hay que el Gobierno debe arbitrar la puja distributiva entre empleados y empresarios, que se va a exacerbar por la caída del salario .Tiene que haber una coordinación porque el ajuste es muy significativo y, repito, salarios y jubilaciones vienen de seis años de retroceso. Que no sólo se liberen precios y bueno, cada uno vea cómo hace. No hay que dejarle todo librado al ‘laissez faire’ porque podemos tener situaciones sociales no deseables.

– Gisela, mencionabas el tema del empleo, ¿cuándo se puede sentir su deteriorado?

–GV.: Ya empieza a sentirse el impacto de la menor cantidad de pesos en la calle. En unos meses ya esto se va a percibir ampliamente. Creo que otra de las apuestas que está tomando el Gobierno es bajar los precios gradualmente y que esta apertura de importaciones no tiene sólo que ver con el gasto. Eliminan las restricciones, van a lanzar un bono para dar una salida a la deuda de u$S 20 mil millones en importaciones. Esto implica que todo el que quiere importar lo va a poder hacer y punto. En una economía como la Argentina, donde los alimentos están muy caros, nos vamos a acostumbrar a ver, por ejemplo, tomates importados de Chile para poder bajar los precios. De cualquier otro producto que sea del sector agropecuario o industrial, vamos a tener productos más baratos, con el consecuente impacto también en la estructura productiva argentina. Creo que ese es otro factor que se suma para reacomodar los precios.

–NA.: El año que viene la economía argentina puede caer 2% a 3%, más allá de que no va a tener sequía y eso aportaría recursos respecto a este año. Pero si el ajuste de 5 puntos del PBI se concreta es muy grande, habrá recesión con más inflación. Es un escenario bastante, bastante complicado.

Medio Publicado: La Voz del Interior

Temática: ICDA

Autor/Redactor: Florencia Ripoll

Fecha de Publicación: 17-12-2023